Cuéntanos tu San Valentín

Esta es una de las tantas cartas que nos han llegado a nuestro mail de Seventeen y quisimos terminar esta semana compartiendo esta historia para que todas se animen a contarnos las suyas.

El flechazo Marino

Sí, lo sé soy una romántica empedernida ¿y qué? Para mí lejos la mejor fecha de año, es cuando conmemoramos al pequeño cupido con su arco y flecha. La última vez que pasó, porque más de una vez ha llegado a mi puerta, fue en el verano del 2004. Ese año había recién llegado a Reñaca a pasar un mes de vacaciones con mis amigas y familia. Estaba en la playa viendo la puesta de sol, cuando pasó: Alto, moreno, pelo al viento y un traje de agua a medio poner. No podía pedir más. Todas quedamos boquiabierta viendo a este dios griego caminar frente a nosotras. Esa noche me lo encontré en una fiesta. Nos mirábamos todo el rato, si yo bailaba con otro chico, él pasaba al lado y yo pensaba, Oh my god!!! ¿!¿!¿!qué hago?!?!.

Cuando ya me iba a ir a domir y soñar con mi Orlando Bloom chileno (como le pusimos con mis amigas) Se acercó a mí y preguntó si lo podía llevar de vuelta a su casa. ¡Casi caigo en estado de coma! Con una sonrisa tonta y mi cara roja como tomate le dije, "sí, obvio".

Al día siguiente yo me estaba tomando un jugo y me llegó un pelotazo. Me levanté enojada a retar al intento de deportitas, cuando escuché mi nombre "Emma" como estay? era ÉL.
Hablamos toda la tarde y así comenzó un romance del más puro estilo Hollywood, me regaló flores, chocolates, me invitó a bailar y yo cual babosa sólo lo contemplaba y me reía. Hay veces que somos un poco pernas o sólo soy yo? Finalmente llegó mi fecha.
Era el 14 de Febrero, me llamó temprano y me dijo que me iba a pasar a buscar a las 8:00. Estuve todo el día pensado que ponerme y finalmente opté por unos jeans, una polera negra y unas zapatillas con lunares blancos. Llegamos a un lugar increíble con vista al mar y con la luna sobre nosotros. Comimos y nos reímos mucho. Pero repentinamente comenzó a llover muy fuerte. Salimos corriendo del lugar, pero si darme cuenta me tomó de la cintura, me miró a los ojos, y me hizo la pregunta que todas alguna vez queremos escuchar¿quieres pololear conmigo? Yo le contesté con un beso, y nos fuimos a casa tomados de la mano.

Por: Emma

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